¿Alguna vez has contemplado el increíble poder de tu mente? Si no es así, prepárate para asombrarte mientras este documento explora la fascinante profundidad y funcionamiento de la mente.
Según el libro más vendido del reconocido biólogo celular Bruce Lipton, “La Biología de la Creencia”, la evolución de los mamíferos llevó a un nuevo nivel de conciencia llamado “autoconciencia” o simplemente mente consciente. Mientras que la mente inconsciente actúa como nuestro piloto automático, la mente consciente actúa como nuestro control manual (1).
Por ejemplo, si un proyectil se acerca a tu ojo, la mente consciente puede no tener tiempo para identificar la amenaza, ya que funciona mucho más lentamente que el inconsciente, que procesa alrededor de 20 millones de estímulos por segundo. Aquí entra en juego el poder increíble de la mente inconsciente. En respuesta al ejemplo del proyectil, Lipton afirma: “la mente inconsciente procesa alrededor de veinte millones de estímulos por segundo (en comparación con los cuarenta interpretados por la mente consciente en ese mismo tiempo). Es por eso que la mente inconsciente hará que el ojo se cierre (Norretranders, 1998)”.
Es decir, la mente inconsciente se encarga de todo lo que haces automáticamente sin tu voluntad consciente a una velocidad de 500.000 veces más rápida que su contraparte consciente.
Esto destaca la idea de que aunque la mente puede parecer un iceberg, con gran parte de su funcionamiento escondido debajo de la superficie, explorar sus profundidades y desbloquear su potencial, puede conducir a una gran cantidad de nuevos descubrimientos y avances muy potentes para el desarrollo humano, para tu desarrollo.
Los términos inconsciente y subconsciente pueden usarse indistintamente para indicar ausencia de conciencia o pensamiento. Incluso en artículos académicos, estas palabras con frecuencia se usan de manera indistinta sin mucho rigor. Sin embargo, el término inconsciente abarca al mismo tiempo tanto los procesos mentales a los que no podemos acceder de manera consciente, como los momentos en los que simplemente no estamos poniendo atención a lo que nos rodea. Inconsciente nos da una descripción de aquello en lo que no estamos pensando de manera consciente (2). Por esta razón, en este blog se utilizará el término inconsciente / mente inconsciente.
La mente inconsciente puede compararse con un niño inocente que acepta todo como verdad. Esto presenta una oportunidad única, ya que los individuos pueden elegir selectivamente qué pensamientos acepta su mente. Tú tienes el poder de elegir qué pensamientos quieres que tu mente crea. Este concepto se demuestra a través del efecto placebo, donde un médico da a un paciente una pastilla y le informa que lo curará. La mente del paciente cree el mensaje y el paciente experimenta un resultado favorable, incluso cuando la pastilla no contiene propiedades medicinales reales. El poder de nuestra mente es notable, ya que un simple pensamiento o sugerencia puede influir en cómo nos percibimos a nosotros mismos y a nuestro cuerpo físico, tanto interna como externamente.
Existen numerosos ejemplos documentados del efecto placebo, como el estudio realizado por Psichological Science (Harvard) que examinó la influencia de los mensajes en el personal de limpieza de un hotel (3). A las mujeres camareras del personal se les informó que su rutina diaria de trabajo, como limpiar habitaciones de hotel, era en realidad una forma de ejercicio que promovía un estilo de vida activo y saludable. El resultado fue una notable disminución de peso, presión arterial, grasa corporal, relación cintura-cadera e índice de masa corporal en comparación con el resto del personal de limpieza que no recibió información sobre los beneficios físicos de su trabajo.
Otro famoso ejemplo es el del cirujano estadounidense Bruce Moseley que encontró 180 pacientes que tenían un dolor de rodilla tan severo que incluso los mejores medicamentos no funcionaban (4).
Les dio a la mitad artroscopia real y a la otra mitad artroscopia placebo. A los pacientes del grupo de artroscopia con placebo se les administró anestésico y se les hizo una pequeña incisión en las rodillas, pero no hubo artroscopio, ni reparación de cartílago dañado, ni limpieza de fragmentos sueltos de hueso.
Para que los pacientes no supieran en qué grupo se encontraban, los médicos y las enfermeras explicaban paso a paso el procedimiento como si fuera real, incluso si estaban realizando el procedimiento placebo. La cirugía falsa funcionó tan bien como la cirugía “real”.
El efecto placebo, tal y como se conoce habitualmente, puede ser tan poderoso que todos los fármacos modernos han de ser comprobados frente a placebo antes de su comercialización. Según la revista Wired, «La mitad de los fármacos que fallan en los ensayos en fase final son desechados porque no son superiores» al placebo (5).
A continuación, comparto el extracto del video documental realizado por la BBC de estudio realizado por el Dr. Bruce Moseley. El video está en inglés, sin embargo, por las opciones de YouTube, puedes de activar la opción en subtítulos > traducir automáticamente > español, en configuración. Parte inferior derecha del video.
Muchas veces la mente nos juega a favor, como en el caso del efecto placebo. Y también muchas veces en contra, como en el efecto Nocebo. Como en el caso de Nick Sitzman (6). Él estaba trabajando en un vagón frigorífico y cuando quiso salir de este vagón, se dio cuenta de que estaba trabada desde afuera, empezó a golpear desesperado “!Abran!, ¡sáquenme de aquí!”. Recordó que ese día no había nadie porque era el cumpleaños del capataz y todos se fueron a la celebración. Sabiendo cómo era el vagón se dijo a sí mismo “no podré salir del vagón, al cabo de unas horas moriré congelado”. En un acto de desesperación, empezó a escribir una carta a su familia despidiéndose. Al día siguiente, abrieron la puerta y efectivamente había fallecido. La autopsia dictaminó que falleció por congelamiento. Lo sorprendente fue, que ese día, el vagón frigorífico, por determinación de los superiores, no funcionó, no estuvo activo. Pero Nick pensó que se iba a congelar. Fue con tanta fuerza que lo pensó, que lo creó en su cabeza y su cuerpo lo manifestó.
Este caso ejemplifica el inmenso poder que nuestra mente tiene sobre nuestro cuerpo.
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La historia del atleta etíope Abele Bikila es una de increíble determinación y valentía. A pesar de ser añadido al equipo olímpico en el último momento, Bikila se convirtió en el primer africano en ganar una medalla de oro olímpica, corriendo un maratón descalzo (Roma, 1960). Sí, no me equivoqué, corrió 42 km. sin zapatillas deportivas. No porque quisiera, sino porque sus zapatillas se habían roto, le habían provocado una úlcera en el pie y las había dejado en Etiopía. Ya en Roma, se probó zapatillas Adidas (patrocinador del evento), pero no le resultaron cómodas.
El día de la carrera, Bikila había tomado ventaja al final y cruzó la meta, bajo el Arco de Constantino, en un tiempo de 2h15:16.2, una nueva mejor marca mundial.
Hay varios aspectos a destacar en la carrera de Abebe Bikila: no había competido anteriormente oficialmente, era desconocido para sus rivales, carecía de una rutina de entrenamiento típica de un atleta olímpico, no estaba familiarizado con el terreno de Roma y, como se mencionó, no tenía sus zapatillas deportivas para la carrera. Sin embargo, estos factores no le impidieron llegar a la meta en primer lugar.
En la meta preguntaron a Bikila por su decisión de correr descalzo, respondió: “Quería mostrar al mundo que Etiopía, mi país, siempre ha ganado con heroísmo y determinación”. Sin duda alguna Abebe creyó en sí mismo. Con toda seguridad se inspiró en su país y tuvo los pensamientos propicios que le ayudaron a realizar esta proeza deportiva y humana.
Si bien correr un maratón sin zapatos puede parecer incomprensible para muchos atletas hoy en día, sirve como un poderoso recordatorio de que con la mentalidad correcta y una creencia inquebrantable en uno mismo, todo se puede lograr. El legado de Bikila vive como una inspiración para todos aquellos todavía dudan del poder de la mente humana y que buscan superar sus límites.
Quería mostrar al mundo que Etiopía, mi país, siempre ha ganado con heroísmo y determinación
Abebe Bikila
Lipton, B. (2021). La biología de la creencia. New York City: Hay House Inc.
Clear, J. (2018). Hábitos atómicos. Ciudad de México: Paidós.
https://dash.harvard.edu/bitstream/handle/1/3196007/Langer_ExercisePlaceboEffect.pdf?sequence=1
Lakhiani, V. (2016). El código de las mentes extraordinarias. Estados Unidos: Betteryou Summaries.
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